Para hacer frente al estrés es necesario conocerse mejor.
Existen tres tipos de personas estresadas: el tenso, el caótico y el despreocupado por su salud.
Cada uno tiene ante sí tareas distintas.
El profesor Christoph Bamberger, experto endocrino de la Clínica Universitaria de Hamburgo-Eppendorf (Alemania), ha desarrollado una tipología en función de cómo se viven las situaciones complicadas.
Los tensos, quienes quieren hacerlo todo a la perfección.
Los caóticos, tienen dificultad para poner prioridades en su vida.
Los despreocupados por su salud, quienes desoyen los mensajes que les envia el cuerpo.
EL TIPO TENSO
Se trata de una persona a la que le cuesta mucho relajarse y soltar el control. Piensa que podría hacerlo todo aún mejor y no se da tregua. Necesita "desconectar" y puede conseguirlo siguiendo los siguientes consejos:
1. Aprender una técnica de relajación: yoga, taichi o el chikung.
2. Encontrar una ocupación relajante: pintura, lectura y relaciones personales.
3. Pensamiento positivo: para pensar positivo es importante confeccionar una lista con pensamientos negativos y centrarse en los tres pirmeros cambiandolos a positivo. Repetirlo para quw se qude grabado en la conciencia.
EL TIPO CAOTICO
El desorden aplicado a todas las esferas de su vida le ha privado de una visión clara sobre el motivo de su estrés. Debe evitar las tareas, cosas y relaciones que le roban energía y ordenar sus prioridades.
1. Mantener amistades auténticas y relaciones familiares enriquecedoras.
2. Deshacerse de lo superfluo. Para conseguir el orden necesario es inevitable desechar todos aquellos objetos que no sean imprescindibles.
3. Planificación para llegar a la meta.
4. Gestionar el tiempo con eficacia.
La organización diaria debe incluir espacios para el descanso y para uno mismo. El otro secreto es fijar prioridades para no entretenerse en banalidades.
EL DESPREOCUPADO POR SU SALUD
Atraviesa periodos de estrés que asfixian su ya maltrecho organismo. Descuida su alimentación, es proclive a los hábitos tóxicos y tiende a pasar por alto las primeras señales de alarma que le enviía su cuerpo. Tiene que prestarse mucha más atención a sí mismo.
1. Más movimiento. Practicar ejercicio 30 minutos, tres veces por semana, consigue que el cuerpo sea más resistente al estrés, ya que las glándulas adrenales se acostrumbran a liberar menos cortisol durante las situaciones de tensión.
2. Protegerse de los radicales libres. Con el estrés el cuerpo fabrica má radicales libres, lo que resulta una amenaza general para los órganos y tejidos. Es importante tener en cuenta unas sencillas reglas como, dejar de fumar, evitar el exceso de radiaciones (es importante no estar demasiado tiempo seguido en lugares cerrados, no volar con asiduidad, pues en los aviones se está expuesto a dosis mayores de radiación cósmica, y no hacerse radiografías innecesarias). Es importante aumentar la ingesta de antioxidantes, como la vitamina C, el betacaroteno, la vitamina E o los bioflavonoides. Las frutas y hortalizas amarillas, naranjas y rojas contienen los primeros dos. El germen de trigo, los frutos secos, las semillas y los aceites vegetales virgen extra en crudo son ricos en vitamina E. Los bioflavonoides se encuentras en el té verde, las uvas, las bayas y muchos alimentos vegetales. Además hay que garantizarse las obtención de magnesio, un mineral del que muchas personas estresadas sufren deficiencia. Abunda en los cereales inegrales, las legumbres, las nueces y los vegetales de hoja verde.
3. Medicación antiestrés: Fórmula 303, ideal para controlar el estrés, la tensión y el espasmo muscular. La recomendación de este producto es de mi conocimiento personal. No tiene nada que ver con el estudio antes mencionado.