El hombre de todos los tiempos, en pos de su felicidad, ha buscado la forma de evitar la enfermedad, y cuando ésta se ha producido, de curarla.
Los síntomas de una enfermedad no son más que la lucha del cuerpo para impedir el cambio producido, al hacer su intrusión una enfermedad.
Los síntomas de una enfermedad no son más que la lucha del cuerpo para impedir el cambio producido, al hacer su intrusión una enfermedad.
La medicina alopática es la que se enseña oficialmente en las universidades y practican la mayoría de los médicos. Su objeto es combatir el síntoma que presenta el enfermo a través de remedios contrarios a su naturaleza. Considera a los microbios y virus como causantes de casi todas las enfermedades.
La medicina homeopática, creada por el médico alemán Cristóbal Federico Hahneman (1755-1843), fue una reacción contra la medicina alopática u oficial. Su sistema consiste en aplicar en dosis mínimas (infinitesimales) las mismas sustancias que, en mayores cantidades, producirían en el hombre sano síntomas parecidos a los que se trata de combatir. A pesar del adelanto que significaba para la época, la homeopatía no llenó las aspiraciones de su creador y menos aún las de la humanidad sufriente. La importancia de la homeopatía es haber sido la primera valla contra los desbordes de la alopatía y haber preparado el terreno para el resurgimiento de la medicina natural.
El hombre es una verdadera trinidad, compuesta de cuerpo, mente y espíritu. El desarrollo y funcionamiento integral de cada elemento, así como la armonía necesaria que debe reinar entre ellos, nos da el hombre integral, el hombre sano. No puede hablarse de salud integral si existen desproporciones entre esos elementos. Tan anormal es el sabio con cuerpo enclenque como el atleta de mente oscura y alma extraviada.
Para alcanzar ese estado de salud integral, son varias las condiciones necesarias. En primer lugar el factor hereditario. Luego están los factores adquiridos por el mismo individuo durante su existencia: medio ambiente, profesión, forma de vida y muy especialmente el régimen alimenticio. No es el caso detenerse en estos aspectos, cuya importancia ha sido más que suficientemente demostrada.
Ahora bien, si la sangre se impurifica, ya comienza el estado de enfermedad. Las sustancias que intoxican la sangre podemos denominarlas “sustancias morbosas”, es decir sustancias que enferman. ¿De dónde vienen esas sustancias que pasan a la sangre? Muchas causas las originan, pero todas se sintetizan en una: la vida antinatural, es decir contraria a las leyes naturales que rigen la existencia humana.